top of page

Silent Hill: Double Psycho - 2


Amy tocaba el timbre al son de la primera melodía que tarareaba en su cabeza, mirando con inquietud a todas partes. Desde que su hermano se había ido dejándola sola en aquella fonda, no había dejado de insistir, mas nadie acudía a recibirles. Si continuaba insistiendo, era porque se lo había dicho su hermano, puesto que sus sospechas ya se habían confirmado: allí no había absolutamente nadie.

Dejó de llamar cuando al mirarse la palma de la mano vio la marca del interruptor grabada. Se frotó la mano apartándose del mostrador y dando una vuelta por la habitación. Por más que intentaba evitarlo, su mirada se desviaba una y otra vez hacia el tenebroso pasillo oscuro que se adentraba en el hotel. Se quedó pasmada, cavilando, imaginándose lo que podría haber más allá de aquella insondable penumbra.

Desde que llegaron, aquella atmósfera misteriosa y fantasmal le recordaba a las películas de terror que había visto. Seguro que por allí se escondía un loco asesino que acababa con las vidas de todos los que por allí pasaban por culpa de algún trauma infantil… y que utilizaba las habitaciones de aquel hostal para torturar a sus víctimas…

Tragó saliva y meneó la cabeza para expulsar esa idea de su ya sugestionada mente. Para distraerse, sacó del bolsillo de su pantalón una pinza del pelo, y sin prisas, se lo recogió en una cola alta, evitando así mirar al pasillo.

Amy tenía la impresión de que ya había pasado una hora desde que su hermano se fue. Más nerviosa que antes, volvió a dar una vuelta por la habitación, mordiéndose el labio y mirando el sucio suelo por el que pisaba. Por más que intentaba no pensar en nada, más pensamientos macabros acudían a atormentar su asustada mente. No podía permanecer quieta. ¿Qué podía hacer? Sabía que si salía de allí y regresaba al coche a buscar a Alex, él se enfadaría con ella… Pero si se quedaba allí, seguiría con esa desagradable sensación.

Su debate se vio interrumpido abruptamente por un leve movimiento que captó por el rabillo del ojo. Volviendo a tragar saliva, oteó de nuevo el corredor para cerciorarse. Se acercó a la oscura boca hasta que sus ojos se acostumbraron a la falta de luz de aquel lugar. Con todo, aún le resultaba difícil, por no decir imposible, percatarse de ningún detalle que hubiera por allí dentro, excepto de la espesura de las sombras. La misma oscuridad alargaba el pasillo hasta el infinito, por lo que Amy era incapaz de decir si aquella sombra más oscura que las demás estaba a kilómetros o a tan sólo un par de metros de distancia. Y más difícil le resultaba precisarlo cuando esa misma silueta se movió y desapareció engullida por las tinieblas.

Con las palabras de su hermano martilleándole la cabeza, Amy dudó si adentrarse también en el corredor.

- ¿Hola? –su voz levantó un suave eco que rebotaba contra las paredes -. ¿Hay alguien aquí?

La respuesta que obtuvo le hizo dar un brinco del sobresalto. La misma sombra de antes asomó la cabeza desde un lado del pasillo y volvió a desaparecer por el mismo lado con un movimiento casi imperceptible. Amy retrocedió notando a su corazón redoblando sus latidos. Trató de tranquilizarse asegurándose a sí misma que la sugestión que sufría le estaba provocando alucinaciones visuales. Con aquel ambiente, era normal. Con la respiración acelerada, suspiró entrecortadamente, evitando mirar el interior del pasillo y acallar el zumbido de sus oídos, que seguía el desenfrenado ritmo de su alterado corazón. Alex estaría a punto de llegar, y si la veía así, se reiría de ella seguro. Tenía que calmarse…

Un fuerte golpe le hizo dar otro saltó y se le escapó un grito, cayendo otra vez en las garras del terror. Con todos sus sentidos agudizados, volvió a dirigirse al pasillo oscuro, del que una vocecita pugnaba por abrirse paso entre aquella lóbrega atmósfera hasta llegar a ella:

- ¡Ayuda! ¡Ayudadme, por favor! –era lo que susurraba.

Amy bajó la guardia ante aquella petición. Pensando fríamente, Alex tendría razón: aquel seguramente era otro pueblo en el que sólo vivían algunos ancianos, y a aquellas horas, estaban dormidos porque no les visitarían mucho. Por eso nadie acudió a recibirles cuando llegaron al hostal. Los trémulos gritos de ayuda se sucedían, y olvidando sus anteriores temores, Amy desobedeció a su hermano internándose en el corredor.

- ¿Hay alguien ahí? –siguiendo la voz, se guió a tientas por el pasillo -. ¿Se encuentra bien? ¿Dónde está?

Su mano tanteó la pared de la derecha, notando el tacto de la madera que se deslizó a un lado. Tras ella, la acústica de la voz mejoró: provenía de aquella habitación. Amy entró sin poder ver nada.

- Señora, ¿se encuentra bien? ¿No hay ninguna luz por aquí? No la veo… -al bajar una mano, ésta rozó algo metálico y alargado que emitió un haz de luz. Una linterna -¡Ah! Esto me servirá.

- Por favor, ayúdame…

- Enseguida, señora. ¿Qué es lo que le ha ocurrido? –Amy buscó con la linterna a la señora que imploraba su ayuda por la habitación.

El haz de luz iluminó el cuerpo sentado e inclinado en el suelo de una mujer rechoncha, que continuaba su tembleque y su lloro. Amy desvió la luz hacía el resto de la habitación, descubriendo un lecho desecho en un lateral, dónde la mujer apoyaba la espalda. Seguramente, se había caído de la cama y no podía volver a levantarse. Arrepintiéndose de los funestos pensamientos que había tenido al llegar, Amy se acercó a la mujer para ayudarla a levantarse.

- Señora, aférrese a mi brazo –Amy cogió uno de los brazos rollizos de la mujer y puso todo su empeño para levantarla con cuidado, con la linterna bajo el brazo. La mano de la mujer se aferró con tanta fuerza a ella que llegó a hacerle daño, mas fingió no sufrirlo -. Así es. Venga, vamos…

La mujer no ponía mucho de su parte. Más bien parecía que intentaba tirar a Amy en lugar de querer incorporarse. Aunque aquella actitud le parecía extraña, Amy continuó sacando fuerzas intentando ayudarla, hasta que la luz de la linterna se reflejó en el rostro de aquella "anciana". Amy se quedó paralizada unos instantes antes de desprenderse de la zarpa de aquella señora, con un grito, y alejándose cuanto pudo de ella. No podía apartar la mirada de aquellas cuencas oculares vacías que la linterna no dejaba de enfocar.

Presa del pánico, Amy echó a correr sin preocuparse lo más mínimo de aquella mujer, saliendo al pasillo y perdiéndose en él. Sin saberlo, estaba yendo en dirección contraria de la que había venido, internándose más y más en el hostal. La linterna se tambaleaba en su mano con la desesperada carrera, despertando e invocando a las sombras que se convertía ante sus aterrorizados ojos en amenazas que no dudaban en perseguirla. Al toparse con la pared del pasillo, se encontró de nuevo e inexplicablemente con la mujer sin ojos, que de pie la estaba esperando. Estiró la mano hacía ella, con aquella macabra expresión que le robó otro grito de terror. Buscando un refugio, Amy abrió una puerta cercana, se abalanzó al interior de la habitación y cerró la puerta tras ella, apoyando la espalda contra ella para obstaculizar el paso. Pronto sintió los envites al otro lado, intentando abrirla, y la voz de la mujer llamándola:

- ¡Ayuda! ¡Ayúdame, por favor…! –imploró la supuesta mujer, aunque acompañando su súplica esta vez con una macabra risa.

Amy intentó gritar, pedir que la dejara, pero ni la voz le salía del cuerpo. Los empujones al otro lado se esforzaban por echar la puerta abajo, mientras que ella hacía cuanto podía por evitarlo, sacando fuerzas del propio miedo. Sin darse cuenta, la voz dejó de atormentarla. Los empujones, también cesaron, y la pesadilla terminó tan abruptamente como había comenzado.

Consiguió permanecer de pie unos segundos más, antes de que sus piernas le fallaran y se doblaran, desplomándose en el suelo. La linterna, con un golpeteo metálico, cayó a su lado. Sumiéndose en un llanto silencioso, Amy se recogió las rodillas, abrazándoselas, y hundió la cabeza. En mitad del súbito silencio en el que se había envuelto todo, su voz tenue, se levantó sin que hubiera nadie cerca que la escuchara:

- Hermano… ¿Dónde estás?...

Featured Review
Tag Cloud
No hay tags aún.
bottom of page