Stardust, de Neil Gaiman
Título: Stardust
Autor: Neil Gaiman
Fecha de publicación: 1/02/1999
Páginas: 256
ISBN: 978-84-84318-25-5
Presentación: Tapa blanda
Editorial: Normal (colección Brainstorming
Sinopsis
El joven Tristán Thorn está dispuesto a hacer cualquier cosa para conquistar el frío corazón de su amada Victoria, incluso prometerle que le conseguirá la estrella que ambos ven caer una noche. para cumplir su palabra, Tristán deberá cruzar el muro que separa su pueblo del País de las Hadas, una vasto territorio donde nada se parece a lo que él ha conocido, donde ni siquiera las estrellas tienen forma de estrella y donde los unicornios, los duendes y los espectros campan a sus anchas.
Opinión
Personajes:
Tristran Thron, nuestro protagonista, parte a su viaje siendo un poco mentecato e inocente, totalmente obnubilado por el amor que le profesa a Victoria. Sin embargo, esa inocencia hace que se habra camino sin tener nada de malicia. PERO NADA, NADA. En parte es comprensible por su naturaleza, en parte es… demasiado ideal. Demasiado noble, para como describe su propio pueblo.
He de advertir que me vi la película mucho antes de leerme el libro. Tanto, que apenas recuerdo nada, solo a los personajes que me impactaron. La estrella, por ejemplo, sale perdiendo en el libro, porque apenas se le dedica tiempo. Derrocha caracter, pero cuando tiene que “brillar” (jeje. Chistes fácil, no he podido evitarlo), el autor lo resume de tal forma que no se ve, sino que lo cuenta. Y es una auténtica pena.
En cuanto a la antagonista, que no tengo muy claro si hago bien calificándola como tal, o simplemente tildándola de otro obstáculo, derrocha maldad, vale, pero es otra que apenas hace nada. Aparece, da brochetazos de “mirad, que mala soy, se maldecir” y tras una intentona bastante sangrienta, no vuelve a demostrar que pueda representar un peligro para el protagonista.
Si nos vamos a secundarios, tengo que ponerlos como “transeuntes”. Tienen sus propias vidas, y se cruzan en el camino de Tristran y su estrella para desaparecer a los pocos segundos, sin representar nada concreto. Sus existencias sirven para endulzar el camino, en ocasiones, a Tristran; y en otras, para ir allanando el camino a la revelación final.
También me faltan personajes. Recuerdo con mucho cariño el barco de la película y a su tripulación. El capitán, aquí, no está. Es un gran chasco que me he llevado.
Tema:
Este libro me ha hablado sobre los amores de juventud, la de locuras que podríamos llegar a hacer por ellos cuando, por muy intensos que sean, el camino nos depara otras cosas. Diferencia amor verdadero del amor ciego y primerizo. Muy bonito todo, si.
Trama:
Tristran se embarca en una empresa que en el mundo real sería imposible, pero más allá de las murallas de su pueblo hay un mundo paralelo, donde las hadas y la magía estan más que vivos. Durante su viaje, que empieza de forma apocada, se va relacionando de forma natural con lo extraordinario, haciéndole sospechar de que quizá ese mundo no le sea tan extraño del todo.
Y, como dice la famosa frase de Machado, “caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Da igual que sea un viaje del héroe en toda regla, que sabes que el personaje va a cambiar a mejor y va a volver con los valores mejorados, más valiente, con la lección aprendida, y con un tesoro que para nada era lo que había ido a buscar y supera con creces lo que en un principio era la recompensa por su misión. El libro se disfruta -o al menos, yo lo he disfrutado así -por el camino, por como avanza en un mundo extraño y mágico, incluso cuando la brújula que le guiaba ya no señala al norte con la misma fuerza porque ha encontrado cosas mucho mejores. Su constancia es la que le mueve, si, pero para cuando llega a su destino, no es el mismo Tristran. Es más, su meta ha cambiado por completo, aunque su esencia sea la misma.
Eso es lo que hace que haya dicho “pues en esto, la película me ha gustado más”. Porque precisamente el camino NO SE TERMINA DE VER. Hay partes muy resumidas, títulos de escenas que se quedan en eso, en títulos, con un breve resumen de cómo las ha superado Tristran sin más descripción. Es una pena, de verdad. Porque tiene que haber sido espectacular. De hecho, parte de la magia de cómo se crea la historia de amor, se pierde en este mismo hecho. Por muy dramático que me ponga el epílogo, no lo voy a sentir igual.
Estilo:
Se me antoja un cuento, con tanto elemento mágico y tanto resumen algunas veces. Me gusta las alegorías que hace con las voces fantasmagóricas, por ejemplo. En ocasiones es muy preciosista, y las descripciones no son muy extensas (gracias-a-dios), así que es muy ligerito de leer. Es un Gaiman muy tranquilo, que se toma su tiempo, tanto que a veces sabe que le apura y resume, o cuenta pero no muestra.
Ambientación:
Nos presenta dos mundos: el real, Muro, gris, frío y “normal”, ordinario. Un pueblecito británico con mal tiempo, con la misión de proteger la entrada al otro mundo, al mágico, que de vez en cuando se cuela, pero al que no hay que dejar pasar a nadie. Como pueblo que es, todo el mundo se conoce, hay otra forma de ver las cosas.
Tras Muro, está Faerie, el mundo fantástico, donde criaturas asombrosas, paisajes mágicos, herederos al trono errantes y brujas malvadas campan a sus anchas. Es un mundo colorido, con más grises que negros, aunque los negros se tomen como algo natural.
Cada equis tiempo, se celebra en la entrada de dicho mundo un mercado (que no sé por qué, me ha recordado al de Neverwhere, del mismo autor. No sé por qué, vaya que no), donde los destinos se entrecruzan. La aparición de este evento abre y cierra un ciclo en el libro, hilando ciertas historias que quedaban por contar, pero que ya se veían sus orejitas asomar desde el prólogo, pero que no impide disfrutar el libro.
Nota final:
4 sobre 5. Ligerito de leer, bonito, y que se complementa perfectamente con la película. Si ya lleváis cosillas de Gaiman en la chepa, os advierto que es muy descafeinado. Quitando eso, es un libro recomendable.
